Ven a mostrar tus respetos
formalizando tu rendición.
Póstrate, humíllate,
besa el suelo que transito.
Deja atrás ese "yo"
que expones a los demás.
Conviértete en la presa
de mi voluntad divergente
y asume como propios
los dictados de mi credo.
Abandónate sin más premisa
que complacerme en todo.
Asume tu servilismo,
cede el ardor que te enciende
y te corrompe por dentro
sin pudor y sin reparos.
Se meretriz exclusiva
del impulso que me mueve.
Sólo te pido que..., antes,
lo medites con cuidado
y..., si te entregas, lo hagas
porque eso es lo que quieres,
sin anular tu conciencia
ni renunciar a quien eres.